Siempre quedan las medias tintas, los “quiero y no puedo”, porque estamos condenados a repetir la misma historia, una y otra vez, a no aprender de los errores, a creer que lo posible es imposible. A veces la necesidad se torna innecesaria y comer no nos quita el hambre, ni beber la sed.
Cuando no aletargamos completamente, mirando al sol, esperando que algo pase, algo que imploramos casi que ocurra, cuando mirar al cielo nos revuelve las entrañas y hace que boten alegres, revolviéndonos el corazón y haciendo que este dimita de su cordura y de paso a una noche de gran amargura… sin sentido, sin lógica, solo pasión, odio, amor, todo unido de la mano.
Eso y mas es de lo único que se acuerda el hombre, antes de dar su ultimo pestañeo, su ultimo bostezo, dar media vuelta en su cama, acomodarse y pensar “Mañana será otro día mas”.
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